25.10.12

∂ Saborear de nuevo cada instante.

Esos escalofríos por tu espalda. Esos intentos de alejarlo todo de tu cabeza, no por miedo, sino por evitar un esfuerzo evitable. Pero cuanto más intentas no pensarlo, más recuerdas. Esas veces en las que parece que no vivas en un tiempo o espacio concretos, y puedas volar a cualquier instante almacenado en tus recuerdos más olvidados. Olvidados, sí, y sin embargo los recuerdas con tanta claridad que estás más sumergido en tu memoria que en la realidad. Parece que vuelvas a vivirlos otra vez, a sentirlos nuevamente. Casi puedes saborearlos, rozarlos con la punta de tus dedos. Pero no recuerdas si hacía frío o calor, tampoco cómo ibas vestido ni en qué pensabas. Recuerdas simplemente aquello que sentiste entonces, en aquel insignificante instante. Cada sensación es un mundo, y cada una que vivimos es un mundo que quedará con nosotros.