Busqué el calor de tus caricias en otros brazos,
y descubrí que no eran tus manos las que me hacían estremecerme cuando me mirabas
Quise encontrar en otros ojos tu mirada, en vano,
y entendí, entonces, que no eran tus ojos los que conseguían que sonriera mientras me besabas
Intenté encontrar en otros labios nuestros besos,
y entendí que no eran tus ojos, que no eran tus labios, que no eran tus manos
aquello que buscaba
Pues era tu mirada, tus besos, tus caricias...
tú, quien me abrazaba.