15.12.13

∂ Perdí mil guerras contra la razón

Busqué el calor de tus caricias en otros brazos,
y descubrí que no eran tus manos las que me hacían estremecerme cuando me mirabas
Quise encontrar en otros ojos tu mirada, en vano,
y entendí, entonces, que no eran tus ojos los que conseguían que sonriera mientras me besabas
Intenté encontrar en otros labios nuestros besos,
y entendí que no eran tus ojos, que no eran tus labios, que no eran tus manos
aquello que buscaba
Pues era tu mirada, tus besos, tus caricias...
, quien me abrazaba.


25.10.12

∂ Saborear de nuevo cada instante.

Esos escalofríos por tu espalda. Esos intentos de alejarlo todo de tu cabeza, no por miedo, sino por evitar un esfuerzo evitable. Pero cuanto más intentas no pensarlo, más recuerdas. Esas veces en las que parece que no vivas en un tiempo o espacio concretos, y puedas volar a cualquier instante almacenado en tus recuerdos más olvidados. Olvidados, sí, y sin embargo los recuerdas con tanta claridad que estás más sumergido en tu memoria que en la realidad. Parece que vuelvas a vivirlos otra vez, a sentirlos nuevamente. Casi puedes saborearlos, rozarlos con la punta de tus dedos. Pero no recuerdas si hacía frío o calor, tampoco cómo ibas vestido ni en qué pensabas. Recuerdas simplemente aquello que sentiste entonces, en aquel insignificante instante. Cada sensación es un mundo, y cada una que vivimos es un mundo que quedará con nosotros.

5.4.12

∂ Todavía sigue tu recuerdo bajo mi piel.

A estas alturas, ahora que ya casi soy capaz de no echarte de menos cuando te tengo enfrente. Ahora que nuestras miradas dicen todo lo que nosotros nos habíamos estado callando, por mucho que quemase por dentro. Sí, ahora, que ya no le guardo rencor al tiempo por correr tan deprisa algunas veces y tan despacio otras tantas. Que no me duele tanto cada kilómetro que separa tu mano de la mía, cada segundo que te aleja más de mi memoria, cada recuerdo que injustamente te asalta en el peor de los momentos. Ahora que te miro y sé que francamente deseo que encuentres la felicidad, sin mí. Ahora, que por fin he podido aceptar que seguramente las cosas pasan por alguna razón, por absurda que ésta sea a veces, por doloroso que resulte el cambio. Ahora que sé que por mucho que puedan llegar a cambiar las cosas, nunca voy a olvidar tus dulces ojos, y que saberlo ha dejado de doler.


29.2.12

∂ Dulces recuerdos de un sabor amargo.

¿Sabes? Es un alivio que los recuerdos dejen de doler, sí, pero es horrible el miedo a olvidar todo aquello que te hizo sonreír. Porque poco a poco irás recordando menos, pero volverás a verle y, te lo aseguro, no será fácil. A veces una mirada, un perfume, pueden llevarte por unas milésimas de segundo al pasado. No sé como explicarte lo que sentirás entonces, es una especie de nostalgia que duele más que la tristeza, y que a la vez te hace feliz. Es añorar esa felicidad, echar en falta cada recuerdo, cada simple e inútil gesto, incluso la forma que tenía de hacerte sonreír.

26.12.11

∂ Esa maldita sonrisa.

Esa que tanto has podido llegar a odiar sin darte a penas cuenta. La misma que te hizo tan feliz. La misma que te crea ese nudo en la garganta cada vez que llega sin permiso a tu memoria. E intentas odiarla más, pero parece imposible. Y es tan irónico, intentar odiar algo que tanto has querido. Y por mucho que seas capaz de odiarla sigues echándola en falta cada noche en que te preguntas qué fue lo que falló. Preguntas que nadie responderá, llega un momento en el que es demasiado tarde. Y sólo puedes dejar que pase el tiempo, que todo lo cura. Y no te equivoques, jamás olvidarás esa sonrisa. Jamás le olvidarás. Simplemente aprenderás a vivir sin él. Y cuando menos te lo esperes, llegará un día en que los recuerdos dejarán de doler.

26.11.11

∂ Y con la de tiempo que ha pasado, parece mentira.

  Que todavía sigo sintiendo que se me encoge el estómago cada vez que te vuelvo a ver. Que al tenerte cerca siguen conmigo todos aquellos recuerdos. Que puedo no acordarme de qué hice ayer pero recordar siempre aquellos tiempos. Que fueron nuestros. Que al mirarte a los ojos se me vuelve a caer el mundo encima.
  Lo que obviamente no sigue como siempre somos nosotros. Seguramente hayas conocido a muchas mejores que yo. Y quizá hasta hayas sentido lo mismo que conmigo. O más. O quizá no. Quizá cuando mires otros ojos sigas acordandote un poco de los míos. Quizá cuando pases por delante de nuestro parque recuerdes todo lo que pasamos allí. Y quizá hasta lo eches de menos. Quién sabe. También podría ser que hace ya tiempo que no piensas en mí, que cuando me veas te acuerdes de todo, pero que te dure diez minutos. Puede que para ti fuera otra historia más. Puede que no. Qué más da. Al fin y al cabo, tú nunca me lo dirás. Y no me da la gana morir poco a poco por una simple pregunta sin respuesta, la cual podría ser no preguntarme porque.

25.11.11

∂ Suficiente?

Porque es en ese momento en el que te das cuenta que ese adiós no es un hasta luego. De que no encuentras palabras. Ese horrible sentimiento de que el tiempo se te escapa, esa cara de idiota que se te queda, esa sensación de que se te escapa el aire casi tan rápido como los segundos. Esa impotencia ante el hecho de que vuelve a ser demasiado tarde.