26.11.11

∂ Y con la de tiempo que ha pasado, parece mentira.

  Que todavía sigo sintiendo que se me encoge el estómago cada vez que te vuelvo a ver. Que al tenerte cerca siguen conmigo todos aquellos recuerdos. Que puedo no acordarme de qué hice ayer pero recordar siempre aquellos tiempos. Que fueron nuestros. Que al mirarte a los ojos se me vuelve a caer el mundo encima.
  Lo que obviamente no sigue como siempre somos nosotros. Seguramente hayas conocido a muchas mejores que yo. Y quizá hasta hayas sentido lo mismo que conmigo. O más. O quizá no. Quizá cuando mires otros ojos sigas acordandote un poco de los míos. Quizá cuando pases por delante de nuestro parque recuerdes todo lo que pasamos allí. Y quizá hasta lo eches de menos. Quién sabe. También podría ser que hace ya tiempo que no piensas en mí, que cuando me veas te acuerdes de todo, pero que te dure diez minutos. Puede que para ti fuera otra historia más. Puede que no. Qué más da. Al fin y al cabo, tú nunca me lo dirás. Y no me da la gana morir poco a poco por una simple pregunta sin respuesta, la cual podría ser no preguntarme porque.

25.11.11

∂ Suficiente?

Porque es en ese momento en el que te das cuenta que ese adiós no es un hasta luego. De que no encuentras palabras. Ese horrible sentimiento de que el tiempo se te escapa, esa cara de idiota que se te queda, esa sensación de que se te escapa el aire casi tan rápido como los segundos. Esa impotencia ante el hecho de que vuelve a ser demasiado tarde.


∂ Lejos

Una palabra como cualquier otra. Como cerca, bien, mal, oscuro, cerrado, y un largo etcétera. Una palabra simple y absurda. Con su absurdo significado. Una palabra inútil, sin más, una entre muchas, que sin embargo nos ha destrozado. Por completo. Ha destrozado todos y cada uno de nuestros recuerdos. Todas y cada una de nuestras sonrisas. Todos mis sueños, todos tus besos, todas nuestras tardes, nuestros momentos. Eran nuestros y de nadie más, nada ni nadie podría habernos quitado todo aquello. O eso creimos. Y de repente, llegó la estúpida distancia demostrándonos cuan equivocados estábamos. Y nos lo arrebató todo. Nos robó todo lo que era nuestro. Nos robó el tiempo, las tardes, los momentos y las sonrisas.
Jamás me he rendido ante nada, por difícil que pareciera, siempre he luchado por lo que he querido. Pero luchar  contra la maldita distancia es como darse cabezazos contra un muro de hormigón. Insoportable. Tan insoportable como volver la vista atrás y comprobar lo feliz que era antes de aparecer ella. Pero me queda algo que ni ella ni nadie podrá robarme nunca, y esta vez de verdad. Me quedan los recuerdos, mirar atrás y comprobar cuánto te quise. Ver todas y cada una de tus sonrisas. Incluso el recuerdo de tu voz, o el tacto de tu piel. Recordar tu olor, y el roce de tu mano. El sabor de tus besos y el color de tus ojos. Quedará todo guardado bajo llave en mi memoria. Y eso ni la distancia, ni el tiempo, ni nadie podrán arrebatármelo jamás.